Una reforma fiscal para los que la necesitan

Es archiconocido el dicho de que “nunca llueve a gusto de todos” y aquel otro que reza “nadie está contento con su suerte”. Aún recordamos todos los comentarios que suscitó el famoso informe de la comisión de expertos, el llamado Informe Lagares, que también ATA criticó porque apenas si destinaba medio folio para justificar una injusta supresión del sistema tributario de módulos. Cuando el Gobierno aseguró que no iba a seguir las directrices marcadas por aquel sesudo trabajo de despacho y laboratorio –muy alejado de la calle– algunos aseguraron que la reforma fiscal pretendida por el Gobierno subiría el IVA y mejoraría la fiscalidad de las rentas más altas. Finalmente, cuando se ha conocido el borrador aprobado por el consejo de ministros que precisamente mejora la fiscalidad de los asalariados y autónomos con menos ingresos a la vez que hace tributar más a las grandes empresas y no reduce tanto las retenciones de las nóminas más abultadas, las quejas se han decantado al lado contrario y ahora se critica que el Gobierno no haya sido más generoso con los que más tienen.

Entiendo que las grandes corporaciones empresariales de este país estén sospechosamente calladas con la reforma porque hasta ahora apenas si tributaban con tipos del 13% –gracias a enorme listado de deducciones que disfrutaban y que van a desaparecer– mientras que los autónomos soportan retenciones del 21%. Y entiendo también que a algunos les haya molestado que las nóminas de más de 50.000 euros vayan a pagar a Hacienda sólo un poco menos. Pero desde ATA, y en lo que respecta a los microempresarios, creemos que la reforma va por buen camino y nos alegra que el Gobierno haya sido sensible ante los problemas que le planteábamos, precisamente encaminados a mejorar la situación de los trabajadores por cuenta propia que menos tienen. Por cierto, la mayoría.

Le dijimos al Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas que sería una barbaridad subir el IVA porque a muchos autónomos  no les queda más remedio que asumir cualquier incremento al no poder elevar sus precios. Y nos ha escuchado. Pese a ello, algún iluminado aún sigue insistiendo en que se debe endurecer este impuesto indirecto para enjugar el déficit y desde aquí le decimos que es fácil teorizar, que el papel lo soporta todo, pero no los hombros de los autónomos que ya no pueden soportar nada más. También nos alegramos que se haya atendido nuestra demanda de bajar las retenciones de los autónomos  y, especialmente, las de aquellos con rendimientos netos más bajos. Un colectivo de 550.000 trabajadores por cuenta propia que se van a ahorrar, sólo en este concepto, 600 euros anuales. Por último, y a pesar de las presiones de quienes no conocen bien el tejido empresarial de este país, se mantendrán los módulos en aquellas actividades para las que fue diseñado esta figura impositiva: todos aquellos para los que es prácticamente imposible tributar en estimación directa o en impuesto de sociedades.

A todo ello se suma que los autónomos también tenemos familia y que nos beneficiaremos de otras medidas que creemos positivas para el conjunto de los contribuyentes porque pensamos que nos aliviarán de cargas y dejarán más dinero en casa. Un dinero que esperamos reactive el consumo y, por la tanto, los marchitos negocios de miles de pequeños empresarios. No olvidemos que nuestra economía aún depende en su mayor parte de la demanda interna y que ésta ha estado muy deprimida durante los últimos siete años, siendo la causa del cierre de miles de actividades.

Ahora queda un periodo de audiencia pública y luego de trámite parlamentario. Como siempre, pensamos que las cosas pueden mejorarse y que se puede discutir el contenido de la reforma. Es hora de leerse bien la ley y trabajar para poder perfeccionarla. Este es el trabajo constructivo: partir de una base y, si algo no encaja, hacer para que mejore. En concreto a ATA le gustaría que la reducción de las retenciones y pagos a cuenta no se quedara en el 19% sino que llegara al 18%, justo a mitad de camino entre el 15% para los autónomos con rentas más bajas y el 21% que se nos impuso y ahora pagamos. También sería bueno que se aumentara el colectivo de esos autónomos a los que se les retendrá ese 15% a partir del 1 de julio y que abarcara a aquellos cuyos rendimientos íntegros no superan los 15.000 euros o no rebasan los 12.000 euros de rendimientos netos. Por último, estaremos a favor de que todo trabajador asalariado que se encuentre entre la base mínima y la máxima de cotización no tribute por su indemnización por despido.

Pero insisto, los mimbres de esta reforma son buenos y se puede lograr una reforma fiscal que sea útil para reactivar el consumo, para mejorar la situación de los 3 millones de autónomos del país y, en consecuencia, para que éstos a su vez puedan seguir creando riqueza y empleo. Creo que este era el objetivo y, quienes critican la ley porque no ven que se vaya a conseguir, tienen un plazo para mejorarla. Nosotros seguiremos colaborando con todos en esa dirección, como hemos hecho siempre.    

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